sábado, 29 de octubre de 2011

Cycling in the black forest of Middle Earth

Hoy decidí aventurarme con la bici por las peligrosas tierras del norte de Berna, una zona boscosa a tan solo 15 minutos de mi residencia actual. Lo de peligrosa va por un compañero de trabajo que me advirtió que la central nuclear estaba en esa misma dirección... En la entrada del bosque me encontré con un pilar negruzco tallado en piedra con tres calaveras de cabra, que indicaba la entrada al bosque tenebroso, ya entonces comencé a percibir una extraña sensación de incomodidad, imagino q lo mismo que debieron sentir Bilbo y los enanos cuando se adentraron en Mirkwood, the "Forest under Deadly Nightshade"... 



Se respiraba un aire extraño y pesado, no se percibía vida por ninguna parte, salvo algún que otro pájaro despistado que me salió al paso y que aproveché para fijarme si tenía dos picos o tres colas (igual que el pez de tres ojos en los Simpsons), lo cual sería síntoma de que iba en la dirección equivocada... Decidí continuar mi camino entre la mayoría del árboles desnudos y grises, algunos todavía amarillentos resistiendo su destino final... hasta que me topé con el mapa del inmenso bosque y las tres posibles rutas a realizar. Decidí hacer la intermedia y comenzó mi exploración por tan desoladas tierras... el silencio mortal era a veces interumpido por misteriosos sonidos de origen desconocido. Una de las veces el ruido era de intensidad más fuerte y próximo al camino por donde estaba pasando así que mis sentidos se pusieron en alerta esperando que algún oscuro ser apareciera ante mi vista, pero no fue así... y sólo un poco más adelante me encontré con un elfo negro, con pinta de mujer rubia y ropas negras, que iba paseando a una siniestra criatura perruna... decidí saludar por si acaso, pero se ve que mi dominio del lenguaje élfico aún deja mucho que desear pues no tuve respuesta. Estaba claro que reinaban energías maléficas en el territorio, podía sentirlas... decidí a mitad del camino pasarme temporalmente a la ruta más larga, pues sospechaba que llevaba al corazón del bosque negro, efectivamente descubrí partes más sombrías donde la tenue luz de este debilitado sol no era bienvenida. Hice una pausa para beber algo de mi pócima hidratante y me salieron dos enanos al paso montados en sus bici-carruajes que  ni siquiera saludaron (los enanos nunca han sido famosos por su educación...).Sin embargo descubrí en aquel mismo lugar una seta mágica que con sólo tocarla se desprendió ella sóla de la tierra y me vi obligada como buena hobbit a llevarla a casa, aunque debería preguntar a un mago micológico experto si es comestible o no. Un poco más adelante dos bestias metálicas en mitad del camino, pertenecientes a otros dos rubios elfos negros, intentaron interrumpir mi viaje pero supe esquivarlas con acierto. Mi recompensa llegó más adelante donde encontré abandonado en el camino un instrumento lumínico que sirve para hacerse visible en las noches (todo lo contrario que el anillo único), probablemente perteneciente a algún otro hobbit que fue capturado por los elfos... Al final de la trayectoria, buscando la salida, el bosque me jugó una mala pasada y me perdí, pero dos kilometros más tarde logré encontrar de nuevo el camino y escapar...

1 comentario:

  1. ¿No te encontraste a John Bombadil? ;=) Habríais cantado alegres canciones para conjurar el miedo.

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No sé si debería cerrar este blog puesto que es una etapa de nuestra vida que ya ha terminado y no sé si tiene sentido volver atrás. Pero......