sábado, 20 de octubre de 2018

Aterrizando

Todos los que han estado fuera de su país y han vuelto después de varios o muchos años dicen lo mismo, que al principio se pasa mal. Y están en lo cierto. Sentirte como un alien en tu propia tierra, te hace paradójicamente sentirte más unido a extranjeros o gente que no encaja en el patrón de lo cotidiano y habitual. Desde el punto de vista psicológico, es duro también darte cuenta de que no puedes volver a todo lo que dejaste cuando te fuiste. Yo ya lo sabía pero aún así la sensación de soledad es abrumadora. Toca construir nueva red social, nuevas rutinas y aprender las nuevas normas de la ciudad, que no es la misma que dejaste sino otra. Cada día redescubro un rincón nuevo, veo como una espectadora a las personas que pasan por la calle y siempre está esa línea invisible que separa el "yo" de "ellos". Escucho voces, acentos, historias que no he vivido... a veces veo reflejos del pasado que intentan anclarme un poco a este nuevo presente. Me siento rara, como esa pieza del puzzle que no termina de encajar y no sabes dónde colocarla. 

En mi esfuerzo por recuperar alguna normalidad que de un poco de sentido a esta nueva vida, el pasado jueves salí a correr. El día estaba lluvioso y estuve a punto de cambiar de opinión, pero necesitaba repetir una de mis viejas actividades para examinarme. Así que aproveché un descanso de las nubes y el atardecer me brindó unas vistas espectaculares. Me encontré con más vendedores de castañas asadas que corredores, cosa que de haber llevado dinero, mi estómago se hubiera alegrado pero me tuve que conformar con ese delicioso olor. El paseo rememoraba un antiguo recorrido que solía hacer en el pasado. Ví un gato callejero bebiendo agua de un charco y me entraron ganas de sacarle una foto. Luego me crucé cuando ya mostraba mi cara ciertos indicios de cansancio y esquivaba los charcos, un hombre cercano a la edad de jubilación, que me sonrió y creo que me dijo unas palabras de ánimo. La empatía gratuita de este desconocido me devolvió la fe en esta humanidad que siento cada vez menos humana. Me alegré de haber salido a correr y volver con una sonrisa de esperanza a casa.



miércoles, 26 de septiembre de 2018

Las tres primeras fases de la vuelta

El proceso de la vuelta requiere muchos desafíos a nivel psicológico y ahora que lo estoy viviendo en primera persona, me gustaría compartir con vosotros algunas de las fases que estoy descubriendo. 

La primera fase es la euforia. Después de digerir un poco la noticia y seguir sin creértelo, se siente como una especie de subidón de energía. El haber conseguido algo después de tanto esfuerzo nos produce esa alegría o satisfacción personal. Esta euforia también puede provocar un poco de vértigo.

La segunda fase ha sido la negación. Hay personas q sienten esta fase más tarde, pero en mi caso incluso antes de regresar he podido sentir durante algunas semanas un sentimiento casi de rechazo a la vuelta. ¿Voy a encajar de verdad en esa nueva realidad? El sentimiento de no pertenecer, de ser ahora un alien a tantas cosas que antes veíamos normal. Te sientes de repente incomprendida y sóla.

La tercera fase es la tristeza. Dejar atrás todo lo construído aquí, sin todavía tener claro si lo que vamos a recibir con la vuelta merecerá la pena, produce una sensación de sacrificio sin garantías. A mí me genera mucho cansancio el tener que realimentar una y otra vez la energía necesaria para el cambio. Y quizás este cansancio, junto con el sentimiento de soledad de la fase anterior, al final se convierte en tristeza. Me siento triste y no sé muy bien por qué.

Estoy segura de que vendrán más etapas. Ya os contaré más adelante. El barco de Ulises está a punto de llegar a puerto.

(Photo by Nandhu Kumar from Pexels)

sábado, 11 de agosto de 2018

Nostos: Ulises vuelve a Ithaca / Ulysses coming back to Ithaca

(Spanish)

A Ulises le llevó diez años poder volver a casa desde Troya tras una serie de vicisitudes. Mi particular odisea ha durado más de ocho años y también ha tenido sus adversidades. Permitidme que haga un resumen de este largo viaje... 

El viaje de Ulises comenzó movidito con los cíclopes arrojando piedras a sus naves y deborando a sus compañeros. En mi caso los "cíclopes" fueron esas empresas que no quisieron contratarme cuando llegué a Ticino, y me arrojaron sus negativas (piedras), una tras otra sin piedad. 
Ulises escapó y después de varios eventos, acabó en la isla de Circe, quien los deleitó con vino y queso y se convirtió en su aliada. Nuestros aliados durante el año que vivimos en Ticino fueron Esther y Pablo, quienes nos introdujeron en el mundo del vino. El queso ya nos gustaba de antes jejeje.
Después de otros problemas Ulises llega a la isla de Calypso, donde permanece siete años y es liberado sólo gracias a Hermes (dios del olimpo), quien hace ver a Calypso que no es el destino de Ulises estar con ella para siempre. Nuestra "Calypso" ha sido Berna, ciudad que también nos ha enamorado durante siete años hasta que mi "Hermes" particular (disfrazado de oferta laboral) por fin ha llegado a liberarme.
Durante su viaje, Ulises tiene que evitar caer en las tentaciones, como los cantos de las Sirenas y los Lotophagi (devoradores de flor de loto que permanecen narcotizados en una pacífica apatía). En mi caso he tenido que resistirme a las ofertas de trabajo que me han ofrecido en otros paises de Europa (mis "Sirenas" particulares han sido los recruiters) y a puestos aquí en Berna que prometían suculentos salarios (el dinero puede convertirse en ese "loto" que te adormece y te impide escapar).

Y con estas metáforas quiero concluir diciendo que aunque nuestra aventura suiza no la definiría como apacible, es cierto que volvemos a "Ithaca" más fuertes. Hemos pasado muchas pruebas, momentos difíciles, y ha sido duro afrontarlos desde el exilio con poca o ninguna ayuda. Hemos crecido en muchos aspectos y no tengo miedo a los nuevos desafíos que nos esperan en casa. 

"Penélope, Telémaco! Id preparando mi arco. Ulises vuelve a Ithaca!"

(English)

It took Ulysses ten years to come back home from Troy after many difficulties. My particular odyssey has taken me more than eight years and also faced adversities. Let me make a summary of this long journey...

The journey of Ulysses started already with some fun due to the Cyclops throwing stones to his ships and eating his men. My "Cyclops" in Tessin were the companies that did not want to hire me and threw to me one rejection (stone) after another without mercy.
Ulysses managed to escape to Circe's island where she delighted them with wine and cheese, becoming his ally. Our allies during our first year in Tessin were Esther and Pablo, who introduced us into the world of wine. We already liked cheese ;)
After several problems, Ulysses arrived to Calypso's island, where he remained seven years. He was finally released thanks to Hermes (an Olympian god), who convinced Calypso that it was not Ulysses' destiny to remain there forever. Our "Calypso" was Bern, the city that won our love during seven years til my "Hermes" (disguised as a job offer) finally managed to free me.
Ulysses was challenged during his journey by many temptations, such as the Sirens and the Lotus-eaters (the lotus flower had a narcotic effect causing them a peaceful apathy). In my case, I had to resist the job offers to work in other European countries (my "Sirens" were the recruiters), and positions here in Bern with promising high salaries (money can become the "lotus flower" that makes you sleepy and stops you from escaping). 

With these metaphors I want to finish saying that, though our swiss adventure was not a path of roses, we return to "Ithaca" stronger. We went through many probes, difficult moments, and it was hard to face them from the exile with few or no help at all. However we grew in many aspects and I have no fear of the new challenges that are waiting for us at home.

"Penelope, Telemachus! Prepare my bow. Ulysses is coming back to Ithaca!"

(origen de la foto)

lunes, 18 de junio de 2018

Disfrutando lo mejor de cada sitio

A veces cuando viajamos ya sea por placer o por negocio, ya sea para quedarnos temporalmente o sin billete de vuelta, no podemos evitar hacer comparaciones. Que si esto es mejor allí, o esto peor aquí... Muchas veces estas comparaciones son injustas porque nuestra visión es sesgada y probablemente también tengamos algún que otro prejuicio. Por tanto en vez de repetir este comportamiento, deberíamos intentar disfrutar de lo que cada sitio tiene que ofrecernos en este preciso momento. Dejar de buscar referencias y simplemente participar de lo que la vida nos ha puesto aquí y ahora.
Desde que estoy intentando practicar este mindfulness, mi perspectiva ha cambiado. Cada cosa puede ser buena en su entorno, cada rincón es una visión diferente de la misma realidad.

(Photo by NEOSiAM 2020 from Pexels)

sábado, 17 de marzo de 2018

Haiku de primavera

雲の上に
星が輝く
まだ希望がある

Sobre las nubes
brillan las estrellas
Todavía hay esperanza

Reestructurando relaciones

No sé si debería cerrar este blog puesto que es una etapa de nuestra vida que ya ha terminado y no sé si tiene sentido volver atrás. Pero......