Ayer noche fuimos a un espectáculo llamado Kodo interpretado por un grupo de japoneses, sus tambores y una destreza increíble para sacarles ese sonido tan peculiar.
En cuanto tocó el primer tambor y me llegó al mismo tiempo el sonido a mis oídos y el temblor a mis pies sobre el suelo, supe que sería una gala inolvidable. Entre las primeras piezas, una increíble protagonizada por cuatro virtuosos, naturalmente aquí no dejaban ni hacer fotos durante el show ni mucho menos videos, pero he encontrado este video de 2007 donde se ve un poco de que iba la cosa. El último número antes de la pausa fue muy experimental, reconozco que cada vez q me acuerdo me va gustando más, aunque la parte en la que era un ruido caótico no me gustó tanto, creaba desasosiego. La segunda parte fue ya para rematarnos de asombro, una parte en la que se puso un tío a cantar en plan canción folklórica japonesa de siglos atrás con el escenario sólo alumbrado por farolillos y un único tambor que lo acompañaba, no sé por qué me transportó y me despertó recuerdos, me entraron muchas ganas de volver a Japón. La pieza con el taiko gigante también fue genial; he encontrado este video donde se ve un poco. El hombre que lo interpretó acabó resoplando, con la cara roja encendida y todos pensando que le iba a dar un infarto (igual era parte de la interpretación jajaja).
En definitiva, hubo gente que se compró el CD pero esta música no puedes escucharla en unos altavoces, tienes que sentirla dentro de tí, el ritmo que inunda tu cuerpo entero, y las vibraciones que sientes, que permanecen incluso cuando el tambor ha dejado de sonar. Es difícil de explicar, te deja en un estado hipnótico de trance, pero desde luego puedo asegurar que merece muy mucho la pena disfrutarlo. Un taiko es mucho más que un tambor tradicional japonés, es un instrumento para conectar directamente con tu corazón, para expresar y sacar lo que llevas dentro de tu lado más primitivo y oculto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario