viernes, 17 de enero de 2014

¿Qué hago aquí?

Ésa es la pregunta que alguna que otra vez me ha pasado por la cabeza. Estoy aquí esforzándome por aprender un idioma, por entender las leyes y las costumbres, por adaptarme .... No puedes pedir ayuda porque aquí no tienes ni a la familia ni a los amigos para pedirles favores... en definitiva vivir aquí requiere un consumo de energía mucho mayor que si viviera en mi país de origen, donde todo sería más fácil.... entonces ¿por qué? ¿por qué he de seguir luchando? ¿No sería más cómodo intentar encontrar ese soñado equilibrio en otro lugar? Como me ha dicho una amiga, al emigrar, con el tiempo tiendes a quedarte con los recuerdos buenos del lugar de donde te fuiste. Piensas que allí te querían más o conseguías más. Haces un filtrado olvidando los malos tiempos pero te olvidas que allí también hubo tormentas y no siempre proclamaste ser féliz, de ahí que te fueras. Si volviera a mi país de origen, ¿podría ser féliz o las cosas ya no serían igual porque yo he cambiado y mi entorno allí también?
Son preguntas filosóficas que despiertan una crisis interna sin contestación a estas preguntas. "Sacar lo mejor de cada etapa" es el consejo que me ha dado esta otra amiga emigrante. "Vivir como si fuera el último año que vas a quedarte aquí". ¿Qué cosas echaría de menos de este país de acogida? Ahora mismo no estoy segura, pero mi apego a los lugares es más emocional que material. Y todavía no he desarrollado relaciones tan profundas que me hicieran dudar donde establecer mi residencia.

 (imagen extraída del libro de poesía "Volver a casa" de Magdalena Mohr)

Son muchos años los vividos en el país que me vió nacer. Aquí en cambio no llevo tantos, así que sería injusto comparar. Pero también es verdad que la facilidad para crear lazos afectivos no es la misma y no estoy segura de que por el mero hecho de vivir más años aquí, vaya a tener más relaciones afectivas lo suficientemente profundas como para que me creen apego. Conoces gente sí, pero muchos están perdidos como tú, van y vienen buscando experiencias antes de volver a su país, o simplemente buscando su verdadero "heimat" (palabra que no tiene traducción al español pero que sería cercano a hogar). Esta volatilidad a veces te impide profundizar más.
En fin no me enrollo más, sólo quería desahogarme un poco con estas inquietudes que a veces me atacan. Hace un par de días estaba más afectada, ...ahora se me está pasando un poco y empiezo a recuperar la ilusión por seguir haciendo cosas aquí. Dure lo que dure... :) 

11 comentarios:

  1. Sono d'accordo su tanti punti, non sul consiglio di vivere sempre come se fosse l'ultimo anno qui. Perché così ti metti dietro a uno scudo che tiene lontani gli affetti e le amicizie profonde, perché tanto non vale la pena investire nel costruirle e crescerle visto che gli abbiamo già messo una data di scadenza sopra come sul vasetto dello yogurt.

    ResponderEliminar
  2. Si, penso che questa amica parlava piú nel senso del "carpe diem", godarsi quello che abbiamo adesso. A lei le funziona, a me invece no. Ho bisogno di qualcosa piú profonda o magari a volte penso troppo....

    ResponderEliminar
  3. De carambola he caído en este blog y en esta entrada. Me has hecho un por un momento no sentirme el tío mas raro y antisocial del mundo.
    Gracias!

    ResponderEliminar
  4. Gracias por tu comentario Fernando, eres bienvenido siempre que quieras a juntarte con gente "rara" como nosotros jajaja Es curioso que una amiga, que es emigrante desde hace muchos más años que yo, me respondió también después de publicar esta entrada diciendo que ella todavía, después de tantos años, seguía sin poder contestar a esas preguntas, aunque ahora que sus hijos habían nacido en el país de acogida, tenía quizás más sentido el permanecer donde sus hijos están echando raíces. Al final creo que lo he simplificado de la siguiente forma: si sientes que estás en el sitio que ahora mismo tienes que estar, entonces todo va bien :) .

    ResponderEliminar
  5. Que bueno leerte, al estar afuera, a veces tendemos a creer o ver, que somos artifices de nosotros mismos.
    Es posible que estemos obligados a tejer nuestra propia realidad, encontrar ese delicado equilibrio de ser lo que se espera de nosotros en un ambiente distinto y ser nosotros mismos.
    El otro dia escuche a un amigo con ganas de volver decirme, quiero volver a ser yo y em dejo pensando hasta que te encontre aca.
    Gracias por tu blog, la mejor para vos.

    ResponderEliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  7. Gracias dap por tu comentario. Ahora me has dejado tú a mí pensando con lo de "quiero volver a ser yo". Yo también me siento rara aquí, pero no podemos negar que estamos continuamente cambiando a lo largo de nuestra vida. Además después de las vivencias como inmigrante, uno jamás vuelve a ser el mismo. No te niego que a veces la barrera del idioma me impide expresarme como quisiera y eso si me hace sentirme que no me comporto como lo haría en mi cultura, en mi lengua.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Entiendo lo que decis, vivi en Bolivia un tiempo tambien y hablar en tu lenguaje no siempre es hablar y que te comprendan tampoco.
      Dicen los que dicen que en america latina nos une el idioma y nos separa el lenguaje.
      Asi que no te preocupes y escribi, hay muchos yo en el mundo, alejados de su lenguaje, que quieren leer, escuchar y conocer.
      Beso
      DAP

      Eliminar
  8. Hola,

    Me ha gustado muchísimo tu artículo. Estoy muy de acuerdo en un par de cosas que mencionas:
    - Cuando pasamos un tiempo en el país de acogida, de repente tendemos a idealizar nuestro país de origen, pensando que allí podríamos ser mucho más felices, sin acrodarnos que en su día no estábamos tan agusto y por eso emigramos, curioso, verdad? el último recuerdo o vivencia parece ser siempre el de más peso.
    - La dificultad para crear relaciones de apego. En mi caso, la gente viene y vá... y los que se quedan, no acaban de despertar en mí las mismas sensaciones que mis amigos o conocidos de toda la vida. Pero claro, es super nomal, 30 años no se pueden comparar con 3 años, no? Quizá también es la edad, porque en la uni, recuerdo tener muchísimo apego a mis compañeros aún sabiendo que en muchas ocasiones iba a ser algo de 4 o 5 años... Ahora, las sensaciones son otras...

    Un saludooo!

    ResponderEliminar
  9. Hola Roseta, gracias por tu comentario y tu apoyo. Totalmente de acuerdo en que con el tiempo aprendes que no toda la gente que entra en tu vida se queda. Mi teoría es que cuando maduramos, debido a las decepciones, aprendemos, quizás para protegernos, a no darlo todo en las relaciones, a veces de forma consciente pero también inconscientemente. La pregunta de autoreflexión sería: ¿Nos estamos entregando igual a estas personas que acabamos de conocer que cuando conocimos a nuestros amigos de toda la vida hace 10, 20 ó 30 años?

    ResponderEliminar

Reestructurando relaciones

No sé si debería cerrar este blog puesto que es una etapa de nuestra vida que ya ha terminado y no sé si tiene sentido volver atrás. Pero......